El humo impregnó a los primeros habitantes de las cavernas donde surgieron los bisontes de Altamira,
así como otras primeras marcas de carácter pictórico que se han ido descubriendo. Puede muy bien
interpretarse el humo como algo cálido, proveniente de un imprescindible fuego previo: sinuoso, evanescente,
como la materia de que están hechos los sueños. Un elemento continuamente móvil, cambiante; que, fluyendo
en el tiempo, permite un constante desplazamiento.
Pues bien, la muestra que se pretende realizar es un conjunto de obras en las que el humo, material que
sustituye al pincel o al lápiz, es el principal eje y herramienta; esta técnica, que se ha venido denominando
fumage a raíz de su uso por los surrealistas, que la eligieron por el carácter de automatismo y azar que
proporciona a las obras. Fue usada por primera vez en Europa en 1938 por el artista austriaco Wolfgang Paalen,
en dibujos sobre papel. Salvador Dalí la denominaba sfumato. Otro ejemplo destacado más cercano en el tiempo
son los cuadros experimentales con vela (finales de los años 90) de Jiri Georg Dokoupil en los que frota,
araña, vierte líquidos, deja aterrizar sobre ellos pompas de jabón... antes y después de la fijación.
Normalmente, pues, las marcas de humo se suelen combinar con otros elementos pictóricos, con lo que la
técnica resulta siempre mixta.
Fuensanta Niñirola
Artista visual
Licenciada en Filosofía y Bellas Artes
En etapas anteriores de la obra artística de Tomás Sivera, las humeantes figuras estaban inmersas en fondos más matéricos,
más coloristas, pero mates, y se mostraban tanto en solitario como en grupos numerosos, silueteadas, sin matices internos,
como ahora. La diferencia formal de la nueva etapa que el artista recorre desde hace ya unos años, consiste en que los
fondos se simplifican, se convierten en brillantes planos, el color se reduce radicalmente y se usa casi con un protagonismo
similar al de la figura: bandas de color plano y puro, a lo Barnett-Newman, cubriendo una parte del lienzo, y las figuras
pasan, a veces solapadas tras la banda, a veces superpuestas, a veces completamente inmersas en ella. A veces son figuras
que recuerdan las distorsionadas de Bacon; sin embargo, están, a diferencia del artista británico, colocadas en un fondo
plano, principalmente blanco, donde la banda coloreada lo cubre parcialmente. Los soportes son lienzos, tablas y metal. El
acabado es brillante en la mayoría de las obras.
Fuensanta Niñirola
Artista visual
Licenciada en Filosofía y Bellas Artes
En cuanto a el tema que protagoniza las obras, sigue siendo, como en la obra anterior del artista javiense, la figura
humana. Una figura humana que va dejando de ser silueta para poco a poco adquirir corporeidad sin abandonar la fluidez
del humo. ¿Cómo se muestra esa figura? Se muestra principalmente en movimiento, es decir, en acción, a veces varias figuras
agrupadas, otras veces en solitario. El movimiento como desplazamiento, o como medio para conseguir algo: una meta deportiva,
un reto a batir, una huida o un viaje. En algunas obras solo se muestran las cabezas, con expresiones que denotan el esfuerzo
o un movimiento violento, incluso la ira.
Este juego de color plano y figura negra, de color estable y figura inestable, fluyente, representa la tensión entre el
movimiento y la quietud, en suma, la vida y la muerte. El desplazamiento lo constituye el recorrido entre un extremo y otro,
una trayectoria plena de esfuerzo, logros o fracasos, pero siempre con esperanzas de futuro.
Fuensanta Niñirola
Artista visual
Licenciada en Filosofía y Bellas Artes